domingo, 17 de mayo de 2009

RECORDÁNDOTE Capítulo 13.- Reposo para el cuerpo tortura para el alma



Rurouni Kenshin y todos sus personajes pertenecen a Nobuhiro Watsuki y Shueisha.

-Diálogos-

Pensamientos”

Capítulo 13.- Reposo para el cuerpo tortura para el alma

No fue difícil convencer al Kenshingumi para ir al balneario, de hecho fue pronunciar la palabra “balneario” y todos prepararon instantáneamente el equipaje para ir. Estaban en la entrada esperando la aparición de Saito y su medio de transporte, unos cuantos carros, pero llegaba tarde, una hora tarde para ser exactos, y cuando se digno a aparecer, acompañado de Tokyo y Cho, se llevó a la comadreja adentro para hablar de algo.

-¿Sabes quién es Kanryu Takeda?- Misao se puso tensa al escuchar ese nombre- por tu reacción veo que sí.

-¿Por qué me preguntas por él?

-Los tipos del otro día no eran simples traficantes de opio, tienen una conexión con la mafia a la que pertenecía Takeda. Te estarás preguntando por qué nos largamos de aquel modo- la muchacha asintió- es muy simple, niña, el cubo de hielo no está en condiciones y tu eres demasiado vulnerable, a parte está la kitsune.

-¿Qué tiene que ver Megumi?- preguntó confundida.

-Interesante… no te han explicado nada, me sorprende esa costumbre de sobreprotegerte, no te hacen ningún favor con eso, más bien te hace parecer tonta jujuju- la ninja se puso las manos en la cintura con fastidio- atiéndeme, no pienso repetírtelo, no hables sobre esto con nadie, no preguntes nada a Takani. Cuando volvamos te entregaré el informe del comisario que llevó el caso y yo mismo te lo explicaré la parte extraoficial si el cubo de hielo no lo recuerda, no me conviene llevarte y que te bloquees en el momento más inoportuno.

-Saito…- susurró entre emocionada y confundida- ¿te preocupas por mi?

-Por supuesto- la comadreja le miró con los ojos vidriosos emocionada- si la palmas me quedaría sin comida gratis y sin esos dango que me gustan.

Misao suspiró derrotada, era mero interés, ya le extrañaba a ella… en fin… al menos debía agradecerle que fuera a explicarle la verdad sobre el asunto de Takeda por que lo único que sabía ella era que Aoshi y sus hombres trabajaban para él y que fue ese hombre despreciable quien había matado a sus amigos.

-Comadreja, preocúpate sólo de divertirte por que después vas a trabajar a destajo, ex-esposa delgaducha.

-Sí…- el lobo alzó una ceja por la falta de entusiasmo de la muchacha.

-He dicho divertirte no ir a un funeral- le acarició la cabeza- vamos, tu no eres de las que se hunden fácilmente. Todo se arreglará pequeño dolor de cabeza- dijo dándole un suave empujón- y ahora saca tu mejor sonrisa y mueve el culo, nos están esperando.

La comadreja sonrió el lobo de Mibu estaba realmente extraño últimamente, le desconcertaba esa amabilidad y semi preocupación que mostraba, pero bueno, cualquier cosa positiva que saliese de él bienvenida era.

Con los gritos y quejas de los allí presentes dio inicio su viaje a los baños termales de Kita, los Oni y Saito conocían el lugar y durante el trayecto no pararon de explicar cosas sobre como era, la afición de la dueña a los jueguecitos retorcidos, en otros tiempos había sido una Oniwabanshu y tenía algún tipo de relación con Okina aunque nadie sabía exactamente de que tipo, y lo más raro es que el anciano había inventado un millón de excusas para no ir cuando él era el primero en apuntarse a cualquier cosa.

Al bajar de los carros el Kenshingumi al completo miró asombrado aquel lugar, era realmente hermoso y lo tenían para ellos solos, el pequeño Kenji correteaba feliz por el enorme jardín. Una anciana salió corriendo del interior del balneario y espachurró a Misao entre sus brazos, después procedió a hacer lo mismo con el resto de Onis, menos a Aoshi al que le dio la mano.

Tras los efusivos saludos y presentaciones los llevó al gran salón de té donde les sirvió un tentempié.

-Queridos míos, ahora decidiremos como dormiréis esta noche- el grupo clavó su mirada en la anciana- haremos un sorteo, las señoritas elegirán un papelito con el nombre de uno de vosotros, mozalbetes…

Nadie pudo decir nada al respecto, la anciana no estaba por la labor de escucharles, además ella amaba hacer ese tipo de cosas y ya que Okina no se había dignado a ir se divertiría a costa de esos muchachotes que tomaban el té con miradas de reproche. Reapareció con una cajita para hacer el sorteo de las habitaciones, escribió los nombres de los hombres y los introdujo en la caja, después caminó hasta Megumi.

-…- un escalofrío recorrió a la doctora- me ha salido… Saito.

-Cuida de mi maridito, arrópale bien no se vaya a resfriar- Tokyo se secaba las lágrimas de cocodrilo con un pañuelo floreado- te echaré de menos amorcito- el lobo alzó una ceja, su mujer era demasiado… deliciosa.

Llegó el turno de Tsubame, miró titubeante el papelito que había sacado logrando captar la curiosidad de todos.

-Ke…Kenshin- el pelirrojo le sonrió amablemente.

Omasu metió la mano en la caja con energía deseando que le tocase ese hombre que la hacía enloquecer, miró el papel y suspiró con fastidio.

-Qué mala suerte… me ha salido Sanosuke…

-Oye me ofendes…- puso morros.

Era el turno de Kaoru y Kenji, ella deseaba estar con su marido, pero ya no tenía opción, por suerte no podía salirle Saito eso si que hubiera sido terrible, sacó su papelito y…

-Kuro-san, nos ha tocado juntos- el Oni le sonrió.

Okon rezó antes de sacar el papel mirando de reojo a su objetivo, Seijuro Hiko, ojala le saliera él…

-¡Kya! ¡Qué bien! ¡Qué bien!- la Oni saltaba de alegría- Hiko-san dormiremos juntos.

-Será una noche memorable- susurró el maestro.

Le llegó el turno a Tae, a ella le daba igual quien le saliera, era la única que no tenía un hombre al que amar…

-¡Oh! Yahiko-chan, me toca contigo, espero que no te hagas pipi en la cama jujujuju.

-¡Eh! ¡Que no soy un niño!- gritó molesto.

Al fin le tocaba a la comadreja, ella y Aoshi estaban pensando lo mismo “que nos toque juntos, que nos toque juntos” lástima que el karma les odiase…

-¡Rayos! No podré dormir en toda la noche… Shiro-chan…

-¡MisaShi al poder!- el Oni estaba emocionado a pesar de todo- voy a dormir a pierna suelta.

Rin sonrió la diosa de la fortuna debía estar de su lado era su turno y su amado ninja no había salido aún, tenía un 50% de probabilidades de que le saliera, respiró hondo y sacó su papel.

-¡Aoshi-kun!- el aludido quería morirse allí mismo y Misao maldecía su suerte- pasaremos una noche genial tu y yo, recordaremos los viejos tiempos.

Sólo quedaban Tokyo y Cho, era evidente que les había tocado juntos, el cabeza escoba quería huir su jefecito le rebanaría el cuello, eso era seguro.

-Cho si tocas un sólo pelo de mi mujer te cortaré cierta parte de tu cuerpo que no te gustaría perder ¿queda claro?

-Amorcito- llamó en tono sensual- que violento eres, pobrecito muchacho, con lo solito que está…

La mujer les llevó a sus respectivas habitaciones, una vez instalados les obligó a realizar un sin fin de actividades, juegos y cosas extrañas, la verdad es que la única que se divertía era aquella anciana extraña. Finalmente les sirvió la cena y decidió que ya les había torturado lo suficiente por el momento y procedió a retirarse no sin antes abastecerlos bien de sake.

Durante toda la cena estuvieron gastándose bromas, hablando divertidos de cosas tontas, sólo uno de ellos parecía ajeno a todo como si estuviera en otro lugar…

Tenía la sensación de haber estado en una situación similar hacía muchísimo tiempo, la sensación de una enorme felicidad que le invadía, pero solamente era eso, una sensación, por más que se esforzaba no recordaba nada. Misao le había contado que de pequeña la habían llevado varias veces allí, una niñita sola con un montón de hombres, vaya ideas más disparatadas tenía.

Repentinamente se dio cuenta de algo no extraño pero si curioso… era como si en su vida lo único importante fuese la ninja. Sus recuerdos eran precisos pero no le causaban ningún tipo de impacto, ni tras recordarse torturando a un buen grupo de personas, en cambio el recuerdo de la muerte de sus hombres, los de Ayame y los recuerdos sobre Misao, incluso los más imprecisos de ellos, le llenaban por completo, como si cada vez que recuperaba algo sobre ella su vida tomase cada vez más sentido.

Frente a estos pensamientos no pudo evitar mirarla, reía con las tonterías de sus amigos, quizás era el momento de integrarse en el grupo y ser más sociable.

Poco a poco se fue integrando en la conversación, tras la sorpresa inicial de ver al ninja pronunciar más de cuatro palabras seguidas llegó la aceptación, no era tan mal conversador como todos creían.

Rato después las mujeres se fueron a los baños dejando a los hombres solos con su cargamento de sake.

-Caballeros, me largo- el lobo se levantó de la mesa.

-Ahora que empezábamos a divertirnos- Hiko alzó una botella de sake- ¡A tu salud compañero!

-Tómatela a la salud del cubo de hielo, va a necesitar suerte.

Saito salió del lugar y los que se quedaron prefirieron ignorar el comentario, seguramente era solo una broma molesta. Se entregaron a la diversión desenfrenada haciendo competiciones de beber sake, dando por resultado la borrachera colectiva. Los únicos sobrios eran Kenshin y Aoshi.

El ex-Okashira empezaba a alegrarse de haber ido a ese balneario, la verdad es que se sentía muy a gusto, además podía ver a Misao siempre que le apetecía, ya que, allí no tenía que trabajar, y vaya que se alegraba. Definitivamente era la persona con la que mejor se sentía, con ella a su lado se sentía invencible, sentía que podía con todo.

Había recordado muchísimas cosas, la mayoría eran asesinatos cometidos por él, ya le habían explicado que había protegido el castillo de Edo, su época oscura con Kanryu Takeda, su trayecto por el odio y la desesperación y su posterior colaboración con Makoto Shishio, pero jamás pensó que hubiera matado a tantísima gente. Y eso volvía a llevarle a su GRANDISIMA DUDA ¿por qué no le temía y quería mantenerle cerca?

-Aoshi ¿te sientes bien?- preguntó el pelirrojo preocupado- llevas un buen rato absorto en tus pensamientos.

-Aa… gomen

-¡Vamos cubo de hielo! ¡Anímate! ¡Bebe con nosotros!- un muy borracho Sanosuke derramó el botellín de sake sobre el ninja- ¡pfffffffff! Jajajajajajajaja perdón.

Aoshi se limitó a levantarse, al diablo con tanta estupidez, por él que se fueran todos al infierno. Estaba cabreado, muy cabreado, y ni sabía el motivo. Ya no estaba a gusto, que contradictorio era.

-Voy a cambiarme- concluyó para no matar a nadie.

Y sin más se marchó, ya que subía aprovecharía para darse un baño, apestaba a alcohol por culpa del cabeza de pollo.

Al entrar en el cuarto recordó lo que Misao le había explicado que desde el baño podían hablar porque estaban separados por una pared de bambú y se oía todo perfectamente. ¡Kami! Quizás ni allí podría relajarse, si las chicas estaban allí seguro que hablaban sin parar.

Suspiró. Cogió una yukata limpia y sus cosas para asearse. Se dirigió calmadamente hacia los baños termales que estaban en la planta baja. Se detuvo frente a la puerta del baño masculino. Dudó unos segundos, pero finalmente corrió el shoji y entró. Una vez dentro del vestuario unas risitas llegaron a sus oídos, definitivamente las chicas estaban allí. Aunque pensó en marcharse la conversación le llamó la atención, se sentó en una roca dispuesto a escuchar.

-¡Venga Misao! Cuéntanoslo todo- rogó Kaoru.

-No sé que queréis que os cuente, cotillas.

-No te hagas la tonta. Es evidente que el cubo de hielo está muy cerquita tuyo, te busca y todo- añadió Megumi.

-Pero chicas… os imagináis cosas. Es sólo que se siente desubicado, no os recuerda y está incomodo, poneos en su lugar… ¡y no le llaméis cubo de hielo!

-Conmigo ha estado casi tanto tiempo como contigo y no me trata así- dijo Rin algo molesta- será por que eres como su hija.

-Oye Rin ¿de verdad es tu prometido?- preguntó dudosa Kaoru- es que se me hace extraño, tu no sabias nada ¿verdad Misao?

Misao negó con la cabeza mientras se preguntaba donde había ido a parar la delicadeza de su amiga.

-Sí que lo es. Aquello ocurrió hace muchos años, fue justo antes de que le enviaran al castillo de Edo, teníamos 13 años- suspiró- Yo le amaba con todo mi corazón, por aquel entonces ya era un hombre frío, distante, inexpresivo y tremendamente atractivo ¡Ay! Me volvía loca.

Misao dejó escapar un gruñido de fastidio ¡cómo la odiaba!

-¿Estás bien Mi-chan?- Omasu estaba muy preocupada por ella, muy bien sabía lo mucho que amaba a Aoshi.

-Estoy genial- contestó con mucho sarcasmo.

-Como os iba diciendo- continuó- por aquel entonces ya era el Oni perfecto y aún sigo amándole del mismo modo. Cuando lo recuerde ¡nos casaremos!

La comadreja luchaba contra sus deseos de ahogarla mientras la torturaba, la verdad es que sólo se contenía porque era la hermana de su queridísima Omasu.

-Aunque es una auténtica pena…- añadió Rin suspirando.

-¿El qué?- preguntó Megumi.

-Que sea un hombre sin emociones ni sentimientos…

¡Ah, no! ¡Eso si que no! Se acabó, ya no había más autocontrol.

-¿¡SIN EMOCIONES!? ¿¡SIN SENTIMIENTOS!?- todas miraron a Misao sorprendidas- ¿Tú eres idiota o qué? ¿Dices que le amas? ¿Y aún y así te atreves a decir que no tiene sentimientos? ¿Cómo te atreves?

-Vamos, no te pongas así, yo no me he dejado cegar por el amor, durante un tiempo pensaba como tú, pero…

-¿¡PERO QUÉ!? ¡Claro que tiene sentimientos! ¿Acaso no ves el brillo en sus ojos, la expresividad de sus gestos? ¿Eres ciega?

-¿Padeces alucinaciones? Tiene siempre la misma cara, niña- Rin daba inicio a una guerra- ¿Qué sabes de él? Nunca ha amado a nadie, nunca ha sentido aprecio ni ningún tipo de amor, para él sólo existe el honor y la muerte ¡Niña tonta!

-Si eso es lo que piensas entonces ¡NI LE MERECES, NI LE AMAS! No le llegas ni a la altura de los zapatos…- respiró hondo tratando de calmarse- Aoshi-sama esconde sus emociones tras una capa de frialdad e indiferencia, pero en realidad es más por timidez que por su educación. Si tan bien le conoces ya sabrás que le educaron como a un adulto.

-¿Y qué?

-Que deberías saber leer en sus ojos y en su voz todos esos sentimientos que dices que no tiene. Porque él es un hombre maravilloso.

-¡Hablas como una tonta enamorada!- rió sarcásticamente.

-¡Y tú como una bruja sin corazón!

-¡Chicas, chicas! Calmaos- interrumpió Kaoru asustada.

-¡No puedo calmarme!- había acumulado demasiada rabia, ya no podía seguir callando- Aoshi-sama me cuidó cuando asesinaron a mis padres, siempre me ha tratado muy bien, siempre ha sido muy bueno conmigo y me ha tratado con muchísimo cariño, también quería muchísimo a Hannya y al resto. Y aunque ha cometido errores es la persona más maravillosa que conozco.

-¿Cariño? Nunca entenderé donde ves eso- sentenció Rin.

Misao ya estaba harta. Se levantó bruscamente del agua y salió.

Desde el vestuario masculino Aoshi se alertó por el brusco chapoteo del agua pero se calmó al escuchar unos amortiguados pasitos prácticamente silenciosos, no había duda era Misao. No podía quedarse allí, si no la joven sabría que había escuchado algo que no debía, así que salió al pasillo en completo silencio para topársela “accidentalmente” cuando ella saliera.

Esperó unos minutos unos pasos antes de la puerta por donde saldría la chica, y cuando escuchó deslizarse el shoji avanzó. El “choque accidental” fue inevitable.

-Apestas a sake Sano… su… ke…- alzó la vista al darse cuenta de su error- A… Aoshi-sama… perdón, estaba distra-distraída- la ninja luchaba contra sus lágrimas de frustración.

-¿Te encuentras bien?

-Sí, he estado demasiado rato en el agua ¿va a bañarse?

-Aa. Sagara me ha tirado el sake encima.

-Ya me extrañaba que oliera a alcohol, usted no bebe- forzó una sonrisa- eso lo explica todo.

-…- el ninja la miraba fijamente.

Se hizo el silencio. Aoshi quería agradecerle esa defensa que había hecho, pero no podía decirle nada, quería abrazarla y consolarla. Era la única que le entendía. Por su parte Misao quería pegarle una paliza por haberse prometido con semejante bruja sin corazón.

-Misao- la chica le miró- ¿Te apetece pasear?

-¿Pero no iba a bañarse?

-Sí, digo pasear después del baño, si quieres por supuesto.

-Claro, que tonta jeje. Un paseo me irá bien. Estaré en el patio.

Aoshi asintió y entró de nuevo en el baño esta vez para bañarse, se aseguró de hacer el máximo ruido posible para que las mujeres se enteraran de que había alguien allí.

-¿Sano?- la voz de Megumi se dejó oír tras el bambú.

-No.

-¡Aoshi-kun!

El lugar quedó en absoluto silencio, el ninja ni siquiera contestó y las mujeres habían perdido las ganas de hablar, menos Rin que tuvo que callarse al no obtener ninguna respuesta.

Cuando hubo acabado dio esquinazo hábilmente a Rin para ir a buscar a Misao, no la vio hasta que saltó desde lo más alto de un árbol. Parecía haberse recuperado milagrosamente de su estado de ánimo anterior, se acercó hasta él sonriente.

-Qué rápido.

-¿Ya te sientes bien?

-Jeje ya le dije que había estado demasiado rato en el agua.

-Misao, no tienes que engañarme.

-… No es nada, estoy bien, de verdad- se puso las manos en la cintura- Bien ¿a dónde quiere ir?

-¿Dónde te llevaba las veces que estuvimos aquí?

-Mmm… a varios lugares, pero sin duda su favorito era el lago.

-Al lago entonces.

Iniciaron el camino, el ninja se sorprendió al ver lo escarpado, peligroso y complejo que era el dichoso camino ¿qué persona en su sano juicio llevaría a una niña por semejante camino de cabras? Al parecer él lo hacía, quizás es que estaba loco de remate y tenía tendencias suicidas ¡Kami! Si se caían no lo contaban eso era seguro.

-Mire, ya hemos llegado.

El ninja observó el lugar maravillado, era un paisaje mágico con una pequeña cascada, el agua cristalina y la frondosidad de la vegetación de aquel recoveco de bosque.

-A mi también me encanta este lugar, es como un sueño… ¿sabe? Cuando nieva la niebla cubre toda la zona y es precioso, no sé como podía darme miedo de pequeña…

-¿Miedo?

-Jajajaja es que Hyottoko me contó que aquí vivía el fantasma de una mujer cuya familia la había abandonado a su suerte en este lugar, por los rumores que había hecho correr una muchacha que era su amiga, en venganza por haberla dejado morir se comía a todas las niñas y mujeres jóvenes que se adentraban en el lugar…

-“¿A quién se le ocurre…?”

-Y una noche me dejaron aquí sola… ¡por qué un ninja tiene que ser valiente y no temerle a nada ni a nadie!

-… “Era un loco…”

-Seguro que se rieron mucho a mi costa. Creía que saldría y me comería…- un escalofrío recorrió su espalda- jejeje estoy segura de que ser quedaron por aquí cerca para que no me pasase nada.

-¿Tu crees?

-Mmmm… claro, estoy segura… ¿por qué lo duda?

-¿Por qué estás tan segura?

-Bueno, por que es mi tutor y es un hombre serio y responsable, siempre me cuidaba y protegía de cualquier cosa. No me hubiese dejado aquí sin nadie que me vigilase para que no me hiciese daño.

Dijese lo que dijese estaba claro que no tenía ni idea de cuidar a una niña, que montón de estupideces había hecho para educar a la chiquilla.

Pasaron largo rato en aquel lugar hasta que el sueño pudo con ellos y regresaron a sus habitaciones, aunque el ninja no tenía muchas ganas… le tocaba dormir con Rin. Abrió sin hacer ruido, con un poco de suerte estaría dormida y le dejaría en paz, pero quedaba demostrado que el karma le odiaba, estaba despierta aún.

-Aoshi-kun, empezaba a preocuparme.

-Duerme- se quedó de pie, tenía la esperanza de que hubieran dos futones, pero sólo había uno de matrimonio.

-¿Qué lado prefieres?- se incorporó en el futón- yo no tengo preferencias.

-Me quedaré sentado- se acomodó en un rincón- puedes quedártelo entero.

Cerró los ojos dispuesto a dormir, la Oni caminó en la oscuridad hasta él y besó sus labios, Aoshi la apartó bruscamente.

-¿Qué estás haciendo?

-No me digas que tengo que explicártelo…- volvió a acercarse a sus labios- relájate y disfruta- deslizó sus dedos por el torso del ninja bajando lentamente.

-Basta- la agarró del pelo para apartarla- no vuelvas a hacer eso.

La empotró contra el suelo recostándose encima cambiando su mirada indiferente por una airada.

-¿Qué es lo que pretendes?

-Sólo quería complacerte… pensé que así me recordarías.

El ex-Okashira se levantó y salió de allí como alma que lleva el diablo, no le gustaba esa kunoichi y su estrategia de acoso y derribo, no sentía la más minima atracción por ella. Más le valía al lobo descubrir rapidito lo que se traía entre manos por que empezaba a impacientarse, al paso que iba la haría desaparecer.

Continuará

Escrito el 25 de enero de 2009

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