miércoles, 6 de mayo de 2009

RECORDÁNDOTE Capítulo 04.- Monstruo



Rurouni Kenshin y todos sus personajes pertenecen a Nobuhiro Watsuki y Shueisha.

-Diálogos-

Pensamientos”

Capítulo 4.- Monstruo

Allí estaban los tres parados frente a la puerta trasera del Aoiya, Saito con una mueca sarcástica pensando en su futura diversión a costa del ninja, Aoshi mirando de reojo a Misao con la idea de la novia aún en su cabeza y ella pensando en la mejor manera de torturar al policía que les acompañaba, un hermoso cuadro familiar ¿no?

-Es una lástima- tiró el cigarrillo al suelo y lo apagó.

-¿El qué es una lástima?- preguntó curiosa Misao.

-Abre de una vez, comadreja.

-Qué molesto eres- abrió la puerta bruscamente, por suerte no había clientes si no habrían huido todos- adelante, adelante, están en el dojo- dijo molesta.

Saito emprendió el camino hacía el dojo seguido de cerca por ambos ninja, no era la primera vez que estaba allí, así que ya conocía el camino. Aoshi cogió del brazo a Misao haciendo que parara, cosa que pasó desapercibida para el lobo que continuó con su camino.

-Aoshi-sama ¿ocurre algo?- volteó a mirarle.

-…- la miró fijamente y una alocada idea cruzó su mente- no es nada.

Se inclinó levemente poniendo su mano sobre la sonrojada mejilla de ella, acariciándola suavemente con mucha ternura y entonces… besó sus labios, un dulce e inocente beso que a él le supo a gloria.

-¿Acosando a la niña?- Saito había vuelto sobre sus pasos al ver que se habían quedado atrás- veamos, Okashira, se supone que tu tendrías que estar presente en el interrogatorio. Dejad para luego lo de hacer manitas.

Misao le miró completamente roja y de nuevo huyó. Eso de huir se empezaba a convertir en una costumbre, pero es que no sabía como reaccionar frente a los desconcertantes actos de su amado. ¡Por Kami! Ella sabía que Aoshi tenía sentimientos y que era cuestión de tiempo que se relajara y empezase a mostrarlos más abiertamente, pero nunca hubiese imaginado algo así. Era evidente que él la quería, al fin y al cabo, la había criado, pero era el cariño de un padre para con su hija, por mucho que ella desease que le amara, ¿acaso el mundo se había vuelto loco y ella no se había enterado?

-Jujuju- miró satisfecho el lugar por donde había huido la pequeña Okashira.

-No la he acosado.

-Vaya ¿sigues aquí Shinomori?- y dicho esto retomó el camino al dojo- ¿tu no vienes?

Aoshi les siguió sin mediar palabra, ese hombre le sacaba de sus casillas y no sabía por que, ni siquiera le conocía. Aunque le estaba agradecido por la revelación, seguro que ese era el motivo del gran apego que tenía por la jovencita, claro, eso lo explicaba todo, pero entonces por qué no le había dicho nada.

-“No puede ser la mujer de la yukata… aquella mujer era muy alta, pero… de algún modo me la recuerda”- pensaba mientras se rascaba la cabeza.

Al entrar en el dojo observó a los ninjas cautivos heridos, alguien los había torturado, analizó con su mirada a los 4 jóvenes y al anciano, ninguno de ellos le pareció capaz de hacer algo así.

-Misao, tráenos un poco de té, por favor- dijo Okina.

-Ya voy Jiya…

-¡Eh comadreja! Trae algo para comer también.

-¡No soy tu esclava poli corrupto!- gritó lanzándole un kunai que puedo esquivar por los pelos.

Una vez que Misao se hubo marchado el ambiente cambió volviéndose más tenso. El anciano caminó hasta Aoshi, poniéndole una mano en la espalda.

-No sería bueno para mi ángel saber lo que está a punto de ocurrir aquí- suspiró- es una kunoichi, pero nunca ha tenido que enfrentarse a algo como esto, las torturas y la violencia gratuita son desconocidas para ella.

-¿Me está pidiendo que me la lleve de aquí?- alzó una ceja sin comprender muy bien al anciano.

-Te estoy pidiendo que no le expliques nada, Masukami se la llevará, pero tu te quedarás aquí- añadió en un susurro- quizás esto te devuelva la memoria.

Aoshi sólo asintió mientras miraba a Omasu. La chica se estremeció al notar la gélida mirada del ninja sobre ella.

-Ha… ¿Hay algún problema… Aoshi-san?

-Ninguno- replicó

-El cubo de hielo ha vuelto a helarse ¡ja!- comentó Saito sarcásticamente.

Misao reapareció con varias tazas de té humeantes en una bandeja y algunos dango para acompañarlo, no pudo evitar dirigir su mirada hacia uno de los ninjas enemigos, el hombre tenía la cara desencajada de dolor.

-Y ahora ha vuelto a deshelarse, irónico ¿no?- añadió el policía fijándose en la media sonrisa que había aparecido en el rostro de Aoshi al ver entrar a la ninja.

-¿De qué rayos hablas?

-¿No decías que eras mi esclava? Me has traído dango- dijo cogiendo una brocheta.

-Grrr… así te atragantes lobo pulgoso.

-Misao-chan, acompáñame, vamos a comprobar los desperfectos.

-Pero yo quiero quedarme- la miró con los ojitos brillantes.

En vista de la testarudez de la comadreja que no iba a rendirse fácilmente, Omasu procedió a arrastrarla cual saco de patatas sin la menor delicadeza.

-Son cosas de mayores así que…

-¿MAYORES? ¡Tengo 20 malditos años! ¿Cuándo vais a dejar de tratarme cual niña desvalida?- interrumpió bruscamente a Omasu que aún la arrastraba- Además soy el Okashira.

-Calma, calma…- por primera vez Omasu se sentía amenazada por la pequeña comadreja- con lo de mayores me refiero a las viejas glorias, es algo con lo que sólo Okina-san y Saito-san podrían disfrutar. Ayúdame con los desperfectos, por favor.

-Está bien…- contestó suspirando.

Ambas ninjas empezaron por la zona de las habitaciones, el tramo de pasillo de las habitaciones de Aoshi y Misao estaba en bastante mal estado uno de los barandales había cedido y caído al patio, la única habitación realmente dañada era la del ex-Okashira. La puerta y el armario estaban destrozados, el tatami cubierto de sangre, eso sin contar el cadáver, definitivamente no podría dormir allí esa noche.

-Miraré el tejado- informó Misao subiéndose de un salto.

Aparte de un reguero de sangre todo estaba en perfecto estado, no habría que reparar las tejas, cosa bastante tranquilizadora, reparar el tejado solía ser una tarea muy molesta además de laboriosa.

Desde las alturas la joven vio algo brillar entre las ramas de un árbol en el patio de un vecino, iba a bajar sin darle más importancia, al fin y al cabo podría habérselo imaginado, pero no tuvo tiempo. Le habían lanzado un shuriken de 8 puntas que esquivó con muchísima dificultad.

Mientras bajaba del tejado atinó a ver al ninja que le había atacado, estaba huyendo pero ella no estaba dispuesta a dejarlo ir sin más.

-¡Omasu! Tengo que salir- dijo mientras recogía el tantô del muerto- encárgate de todo.

-¡Ey! ¡No puedes marcharte! ¡Misao!- pero ya era tarde, la comadreja se había ido- Me vas a meter en un gran lío…

Entretanto en el dojo las viejas glorias, Okina y Saito, disfrutaban de lo lindo con sus presos, sacándoles toda la información que podían. Los dos prisioneros más jóvenes estaban dispuestos a hablar, pero el más mayor era otra cosa.

-Tendremos que empezar con las uñas de los pies. Shirojo, ayúdame.

-“Esto es una locura. Hay que detenerlo ¿Qué ganan con esto? Ambos están disfrutando… ¿Yo hacía estas cosas? ¿Y las disfrutaba también?”- comenzó a palidecer frente a tantas preguntas, la cabeza le dolía y se sentía aturdido- “Sí… lo hacía… hacer sufrir a mi rival, sentir su desesperación, ver la vida desaparecer de sus miradas… soy… un monstruo.”

Un monstruo… esa autocalificación martilleaba su mente. Tenía que salir de allí, tenía que alejarse de allí, alejarse de todo, en especial de esa personita vivaz. Salió al patio como pudo y allí cayó al suelo.

FLASHBACK

Una cabaña en mitad de un bosque de bambú, desde allí se puede divisar todo Kyoto, es un punto estratégico para los Oniwabanshu.

Un anciano sentado entre las sombras luciendo un traje Ninja, su mirada llena de determinación, está completamente convencido de lo que va a hacer.

-¿Aoshi, estás listo?

-Sí, estoy listo para ganar a…- hizo una pausa- “mi antiguo compañero”

Aoshi desenfundó lo que parecía una espada larga revelando dos kodachi. Okina se sorprendió un poco frente a este arma.

-Has conseguido dominar tu solo la técnica del antiguo jefe… no me sorprende en ti- Aoshi le miraba fijamente sin mostrar expresión alguna- Pero tu talento sólo será una molestia para la gente si tu espíritu está perturbado. Debo terminar con tu fuerza maligna.

Okina lanza el primer ataque, un ataque bajo bloqueado por Aoshi golpeando con su kodachi el brazo de su enemigo.

-“Esconde algo bajo el brazo”- pensó el ninja.

El anciano sacó sus armas ocultas bajo sus mangas haciéndolas girar.

-¡Tong Far…!

-Sabes que era el único capaz de pelear de igual a igual contra el antiguo jefe. El secreto reside en esos Tong Far de hierro que son más potentes que las espadas- increpó Okina.

Aoshi lanzó su ataque iniciando el Ryûsui no Ugoki

-Ryûsui no Ugoki… es tu golpe preferido… consiste en provocar una ilusión óptica… pero no creas que fallaré en el momento… en que te pongas en posición de ataque ¡Te veo!

Okina consigue bloquear el ataque pero Aoshi lanza uno nuevo.

-¡¡Kaiten Kenbu!!

Un trozo de Tong Far rodando por el suelo, el más joven consigue cortar el acero.

-No es la misma técnica ni mucho menos que la del antiguo jefe. El hierro, mi antiguo compañero o incluso Battosai Himura… nada puede soportar mi técnica de la doble espada- dijo Aoshi.

El ninja golpeó al anciano lanzándolo al suelo.

-Puedo liberarte si me dices dónde está Battosai.

-No me rebajes tanto… aunque soy un viejo ninja, el “Okina” de Oniwabanshu nunca vendería a un antiguo compañero…¡¡NO COMO TÚ!!

-Bueno… se lo preguntaré a los demás de Aoiya… después de acabar contigo.

-¡Te impediré que vayas a Aoiya!- exclamó Okina

El anciano hizo girar el único Tong Far que le quedaba provocando un nuevo ataque de Aoshi.

-No tienes ninguna posibilidad de ganar con un solo Tong Far.

Aoshi atravesó una de las manos de Okina con su kodachi cayendo en la trampa del anciano.

-Has caído en la trampa, Aoshi ¡¡Un Tong Far puede dar un golpe mortal desde está distancia!!- lanzó su ataque más potente- ¡¡TONG FAR SUPREMO!!

Pero Aoshi esquivó el golpe sujetando la kodachi inversa lanzó su último y definitivo ataque.

-La técnica de la doble espada ¡Kaiten Kenbu Rokuren!

El ataque dio justo en el blanco y en ese preciso instante la puerta se abrió dejando ver a una cansada Misao.

-He llegado… justo a ti…- la chica no pudo acabar, Okina cayó al suelo dentro de un charco de sangre.

-Se acabó- dijo fríamente envainando sus kodachi marchándose sin prestarle atención a la chica.

-¡¡Aoshi-sama!!

-Vete- dijo dándole la espalda- No vuelvas a presentarte ante mi.

FIN DEL FLASHBACK

-Mi… Misao…- trataba de levantarse, pero era inútil, sus fuerzas se habían agotado.

Más dudas le asaltaron. Él había tratado de matar a aquel anciano, la había rechazado cruelmente, le había destrozado el corazón, y, en cambio ella se negaba a abandonarlo. ¿Por qué? ¿Qué le pasaba a esa chica? Cómo era posible que no le temiera, ella misma al despertar le dijo que no le tenía miedo. No le cabía en la cabeza, simplemente no era capaz de comprenderlo.

-Aoshi-san… ¿qué hace en el suelo?- Omasu que comprobaba el pavimento del jardín se fijó en el cuerpo del ninja en el suelo- ¿Se encuentra bien?

-Aa…- dijo mientras se levantaba- ¿Y Misao?

-Ella… ha salido un momento- la chica sonrió tratando de disimular su preocupación.

-Cuando vuelva dile que me he marchado.

-Misao se enfadara si sabe que ha salido, procure volver antes que…

-Creo que no me has entendido. Me marcho y no volveré- el ninja se puso en pie dispuesto a marcharse- Dale las gracias por sus cuidados.

-¿Qué? Si se marcha… le romperá el corazón. ¡NO PUEDE VOLVER A ABANDONARLA!

El reclamo de Omasu llamó la atención de los hombres del dojo, pero sólo uno de ellos salió y ese era…

-Uy, uy que jaleo, así no hay quien se concentre, cubo de hielo- encendió un cigarrillo- No hagas gritar a la señorita.

-…- le dedicó una mirada gélida al lobo- No te metas donde no te llaman.

-Estás muy mal informado, Shinomori. Estás buscado por la ley y yo hago la vista gorda, como si no estuvieras aquí- sonrió con malicia- Fue un pequeño favor a cierta persona, claro que no lo sabe. Así que te conviene portarte bien o acabarás en un frío y húmedo calabozo con algún desagradable compañero de celda.

-¿Me estás chantajeando?

-Que va- dijo con sarcasmo- sólo te informo. Omasu ¿Dónde está la comadreja?

-Ha tenido que salir.

-Vaya… así que ha salido a buscar al ninja que había entre los árboles ¿eh?- Omasu asintió, el lobo era astuto- que niña más molesta.

-¿Ella sola?

-Dale las gracias a la niña por los dango, enviaré a Chô a recoger la basura- ignoró por completo al ninja.

-¿Dónde ha ido?- le preguntó esta vez a Omasu.

-No le contestes, que se espabile el solo, tiene amnesia que yo sepa no se ha vuelto idiota. Además…- se giró a mirarle- ¿no decías que te ibas y no volverías?

Era cierto, el mismo había pensado marcharse, no volver a acercarse a ella por miedo a hacerle daño, pero le preocupaba. El tipo que les había atacado antes había demostrado su fuerza, si al que estaba persiguiendo la chica era la mitad de fuerte que ese podría hacerle daño ¿era el único preocupado por ella?

Entretanto la pequeña Okashira perseguía a aquel ninja por un camino bastante enrevesado, si tenía suerte él no se percataría de su presencia y le llevaría al lugar donde se escondían.

Sus habilidades como ninja habían mejorado a un nivel que ella nunca se hubiera imaginado y todo gracias a los durísimos entrenamientos a los que la había sometido su amado. Había llegado a pasar días sin poder levantarse del futón de lo dolorida que estaba, arañazos, cortes profundos, heridas varias, moratones, contracturas, contusiones… incluso un par de dedos rotos. Pero definitivamente ahora se daba cuenta de que tanto sufrimiento había merecido la pena.

El hombre se detuvo en un claro del bosque a tomar un descanso, el camino era bastante tortuoso pero un ninja bien entrenado podía moverse sin muchos problemas y sin cansarse demasiado, aunque ese no parecía ser muy bueno por que estaba muerto de agotamiento.

-“Empiezo a pensar que estoy perdiendo el tiempo, este tipo dudo que sea más que un peón… aunque ya que estoy aquí… tampoco pierdo nada por vigilarle un rato más”- pensaba nuestra comadreja subida a un árbol observando fijamente al hombre- “que aburrimiento… ¡Vamos! ¡Levántate ya! Voy a morir de aburrimiento…”- los matorrales se movieron- “¿eh? Allí hay alguien…”

Una mujer con un kimono rosado se dejo ver, parecía una mujer normal, pero el pueblo más cercano era Otsu y aún estaba a más de 3 horas de camino. La mujer miró al ninja que se había puesto en guardia, Misao dudaba en si bajar a ayudarla o no, así que decidió esperar a ver como reaccionaban ambos, quizás el ninja la ignorara, si la atacaba ella intervendría aunque eso significara haber perdido su tiempo.

-Disculpe, ¿podría…?

La mujer no tuvo tiempo de acabar su pregunta, el ninja la atacó y Misao se vio obligada intervenir.

-Mocosa… ¿me has seguido?

-Eres muy torpe ocultando tu rastro. Ahora que sabes que te he seguido no puedo dejarte escapar.

-¡Una Oniwabanshu!- exclamó la mujer emocionada.

Los dos ninjas la miraron confundidos, al parecer no era una mujer cualquiera. Frente a la incertidumbre Misao dejó fuera de juego al hombre de un golpe en la nuca. Sin bajar la guardia se dirigió a la mujer.

-¿Cómo es que conoces el Oniwabanshu?

-Jajajajaja perdona ¿dónde están mis modales?- sacó su traje onimitsu de su morral- Soy una Oniwabanshu, hace unos años me destinaron a Nagasaki, mi nombre es Rin. ¿Eres de Kyoto?- Misao asintió- Entonces seguro que conoces a mi hermana pequeña, Omasu.

-¡Omasu-chan! Encantada de conocerte, Rin-san - hizo una reverencia- Yo soy Makimachi Misao, llámame Misao.

-La nieta del antiguo Okashira, ¡cómo has crecido! La última vez que te vi debías tener unos 3 o 4 años- dijo la mujer muy sorprendida- Dime… ¿Quién es este?

-Atacaron el Aoiya le perseguía para ver si le sacaba algo interesante pero… al final ha quedado en nada.

-Vaya te he fastidiado los planes, carguémoslo entre las dos.

-¡Esta bien! Entre las dos tardaremos menos.

Y ahí estaba el peor defecto de la comadreja, era demasiado confiada, aunque claro estaba que de ser mentira lo que le había explicado en el Aoiya le darían su merecido, pero por el momento confiaría en ella, más por la pereza de arrastrar a aquel hombre ella sola que por cualquier otro motivo.

Mientras tanto frente al Aoiya el cubo de hielo se volvía loco tratando de adivinar por donde había ido la ninja, pero no había dejado ni una sola pista y aquel hombre tan desagradable le había puesto de los nervios.

-¿Por qué te has ido sin avisarme? Tonta… ¿y si te ocurre algo?

-Ha tomado el camino a Otsu- dijo Okina apareciendo de la nada consiguiendo asustar al ninja.

-¿Cómo dices?

-El bosque no te deja ver los árboles, muchacho… no mires el suelo, su rastro está en los tejados y árboles, ha dejado un kunai indicando a donde ha ido. No te preocupes tanto por ella.

-¿¡Qué no me preocupe!? Pueden herirle o algo mucho peor ¿¡Es qué nadie se da cuenta!?

-Me preocupa más el daño que puedas hacerle tu, Aoshi- miró maliciosamente al ninja- tu eres más peligroso que el clan Araki al completo- Okina se fijo en que Aoshi se marchaba en dirección contraria a Otsu- Si te marchas la convertirás en un muerto en vida, así que no te lo aconsejo, muchacho…

-¿Qué se supone que debo hacer?

-Vuelve dentro y descansa, cuando vuelva mi ángel hablad sobre esto, ella siempre ha sabido ayudarte cuando los demás no sabíamos que hacer.

Ambos volvieron adentro, aunque Aoshi no estaba muy convencido de que la chica pudiera estar bien, pero cierto era que en su estado no iba a ser de mucha ayuda.

Notas de la autora: el flash back de Aoshi está tomado de los capítulos 89, 90 y 91 del tomo 11 (no me acuerdo de los números de capítulos del anime), allí podéis leer los pensamiento de Okina.

VOCABULARIO

Dango: Es un dulce hecho a base de harina de arroz. Se sirven en una brocheta con 3 o 4 dango cada una, se suele servir con el té verde.

Kunai: son los cuchillos que usa Misao.

Tantô: es un arma corta parecida a un puñal, se suele llevar en el obi pero es muy fácil de esconder entre la ropa. Sustituyó al wazashi y a la kodachi en el ritual del seppuku.

Escrito el 19 de noviembre de 2008

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