martes, 5 de mayo de 2009

RECORDÁNDOTE Capítulo 03.- Batalla



Rurouni Kenshin y todos sus personajes pertenecen a Nobuhiro Watsuki y Shueisha.

-Diálogos-

Pensamientos”

#&*=%$· sustituye a un nombre que no puede recordar

Capítulo 3.- Batalla

Unos hermosos ojos azules se abrieron lentamente, no sabía lo que le había ocurrido, se sentía aturdido como si hubiera estado durmiendo durante mucho tiempo. Sólo podía recordar el miedo a llegar tarde, olor de la sangre y lo frío que estaba aquel pequeño cuerpecito y como poco a poco recobraba el calor.

-“La lluvia… ha cesado”- se dio media vuelta en su futón quedando frente a una dormida Misao, cerró sus ojos de nuevo, se sentía tan cansado que hasta tenía alucinaciones- “que cosas me imagino…”

-…Aoshi-sama…- Aoshi abrió bruscamente sus ojos, no, no era una alucinación, la chica estaba allí hablando en sueños- … le he hecho… misoshiru…

A penas estaba cubierta por una fina manta, sus bracitos estaban helados. Aoshi se levantó y buscó algún futón o alguna manta más gruesa para que la pobre chica no muriera congelada pero no encontró nada más que ropa de hombre, seguramente suya. Así que rezando por que no le considerara un pervertido, un indecente o algo por el estilo la acomodó en su futón a su lado.

Mientras tanto en la cocina se había reunido el gabinete anti-crisis del Aoiya o lo que era lo mismo un viejo pervertido y 4 jóvenes con demasiada imaginación.

-¡Yo digo que tenemos que explicárselo todo! En especial la parte de que fue un asesino- dijo un molesto Shiro.

-Aaa Shiro ya te dijimos que eso podría ser peor- replicó Omasu.

-¡Pensad! Y si… ¡joder! pensad en Misao-chan…

-Shiro, ¡eres idiota!

-Niños basta ya, no hay que forzar las cosas- les interrumpió con tono conciliador Okina.

-Shiro-kun, eres tu el que tiene que pensar, Aoshi-san nunca le haría daño a Misao-chan- intervino Okon.

-Cierto, aunque no la recuerde, no creo que le haga daño.- asintió Kuro.

-Lo que importa es que… volveremos a tener niños corriendo por el Aoiya ¡seré abuelito!- y ahí estaba Okina con su mente calenturienta bajo la abochornada mirada de los jóvenes- ¡qué ilusión!

-Ey, ey, Okina, que tiene amnesia no se ha casado…- dijo Kuro con una gran gota en su cabeza.

-Síiiiiiiiii, sí… los jóvenes de hoy en día no veis más allá de vuestras narices- dijo mientras meneaba la cabeza a modo de negación- De todos modos… dejemos pasar unos días y ya veremos cual es la mejor solución a todo esto, pero una cosa esta clara, Misao no querrá separarse de él y si mandamos a Aoshi a Tokio o cualquier otro lugar sin avisarla, apuesto a que ella saldrá a buscarle como siempre… eso después de torturarnos y matarnos.

Todos asintieron a lo que Okina les decía mientras un escalofrío recorría sus espaldas, sabían que era muy capaz de hacer algo así.

-Vayamos a dormir, mañana tenemos que dirigir un restaurante- y dicho esto se dirigieron a sus respectivas habitaciones- “Mi ángel espero no equivocarme…”

Los primeros rayos de sol se dejaban ver a través de la ventana de la habitación del apuesto ninja, una adormilada Misao se despertaba resistiéndose a abrir sus ojos, se sentía muy a gusto, un agradable calorcillo la envolvía, era como un calido abrazo… ¡un momento! Alguien le estaba abrazando, pero…

Abrió sus ojos al máximo y su cerebro dejó de funcionar. Su Aoshi-sama le estaba abrazando mientras dormía y no sólo eso estaba en su futón, pero cómo rayos había llegado ahí, recordaba haberse quedado a cuidarle, haber ido a su cuarto a media noche a buscar una manta por que tenía frío, pero nada de haberse colado en ese futón, aunque no es que le molestara. Si por ella fuera se quedaría así eternamente escuchando la pausada respiración y los rítmicos latidos del corazón de Aoshi, embriagándose de ese maravilloso olor y dejándose abrigar por su calor.

Aoshi suspiró entre sueños devolviéndola a la realidad haciendo que se sonrojara, y, aunque estaba la mar de bien se forzó a levantarse, le vendría bien un baño y ya que estaba le prepararía su desayuno favorito, eso seguro que le animaba.

Mientras la Okashira se bañaba Aoshi soñaba y soñando sonreía ampliamente.

SUEÑO DE AOSHI

Aoshi perseguía a una jovencita vestida con una yukata de color melocotón con un hermoso estampado floral, llevaba el pelo recogido sujeto por unos palillos tallados a mano. El sol jugaba con su pelo creando brillos que parecían joyas, una visión maravillosa.

-¡Dese prisa! Seguro que ya nos están esperando- le habló la joven deteniéndose para esperarlo- si llegamos tarde #&*=%$· me matará… ¡soy muy joven para morir aún!

-…- la avanzó sin hacerle mucho caso a lo que decía, pero ella se quedó allí plantada como si de una estatua se tratara- ¿Qué sucede ahora?- Giró al notar que la chica no le seguía.

-No es nada sólo pensaba…- meneó la cabeza y continuó caminando.

-¿Y bien?- ella le miró, aunque era incapaz de ver su rostro.

-¿Ah? Jejeje no era nada- repentinamente se le notaba nerviosa- sólo pensaba que me dan un poco… de envidia…

-No comprendo ¿qué tienes que envidiarles?

-Bueno… al final ha conseguido al hombre al que ha amado durante tanto tiempo, van a casarse y formar una familia…- miraba a algún punto indeterminado del suelo- Les envidio por que… en mi caso… bueno, lo tengo complicado.

¿Eso significaba que la chica estaba enamorada de alguien? Y quien quiera que fuese no le correspondía, un hombre estupido sin lugar a dudas.

-#&*=%$·- ella le miró atenta al escuchar su nombre- sigamos, no querías llegar tarde ¿cierto?

-Ha… ¡HAI!- y la muchachita echo a correr de nuevo con energías renovadas como si nada.

FIN DEL SUEÑO

-CLANK CLANK CLANK- un fuerte ruido le despertó, miró alarmado al lugar del que provenía semejante escándalo pero no vio nada el shoji estaba cerrado. Inconscientemente buscó a la chica a la que había dado cobijo en su futón aquella noche, pero ya no estaba allí.

Un grito ahogado volvió a llamar su atención y de nuevo un sonido metálico llegaba a sus oídos ¿qué rayos estaba pasando? Se levantó pesadamente corrió el shoji y se asomó al pasillo. Unos destellos azulados se estrellaron a su lado contra la pared, eran ¿cuchillos? No, eran kunai.

-¡Aoshi-sama vuelva adentro!- la inconfundible voz de la pequeña ninja sonaba preocupada.

-¡Entréganos a Shinomori, mocosa!- dijo una voz masculina, con tono amenazante.

-¿¡Con quién te crees que estas hablando pedazo de imbecil!?- de nuevos esos destellos azulados esta vez impactando contra el hombre frente a Misao- ¡Vamos! ¡Ríndete!

Se escuchó un fuerte grito en el patio, justo debajo ellos, Misao noqueó al hombre y se asomó por la barandilla.

-¡Masukami! ¿Estás bien?- preguntó muy preocupada por su compañera.

-Estoy bien… no es… nada- contestó Omasu tranquilizando a la joven.

-¿Dónde está Okina?

-En el dojo, yo iré, tu quédate con Aoshi-san- respondió Shiro bajando del tejado.

-¡Necesitarás ayuda!- dijo mientras desclavaba sus kunai de las piernas del tipo al que había noqueado- No sabemos cuantos son.

-No seas estupida, tienes que proteger a Aoshi-san ¿o es que te da igual si le atacan?

Misao miró al ex-Okashira que seguía asomado observándolos. Ahora era momento de priorizar y el más vulnerable era Aoshi, por raro que eso fuera, a eso había que añadirle que era el objetivo de esos ninja.

-Tsk... Tienes razón, confío en ti, cuida a Jiya- recuperó el resto de sus kunai y corrió hacia Aoshi, metiéndole dentro del cuarto y cerrando el shoji- Le dije que volviera a entrar.

-¿Quién son? ¿Quién es ese Shinomori al que buscan?

-Son ninjas del clan Araki, siempre han sido rivales nuestros, hace algún tiempo intentamos firmar la paz con ellos pero no llegamos a ningún acuerdo, así que todo quedó en nada- hizo un pausa acomodando al ninja en un rincón apartado de la puerta- Shinomori es usted… creía que Okina se lo habría dicho. Shinomori, Aoshi Shinomori.

-Entrégame- Misao le miró sin poder creer lo que escuchaba- es a mi a quien buscan, si me entregas se irán.

-¡Aaaaaaaaah! ¡Eso ni en broma! ¡Me oye! Nunca, jamás, en la vida, de ningún modo, ni de broma, ni en sueños, ni por todo el oro del mundo ¡sobre mi cadáver!- a cada negación Aoshi abría más sus ojos, menudo carácter tenía el angelito.

Un hombre alto y musculoso tiró el shoji abajo, observó la situación, el gran Aoshi Shinomori escondido detrás de una niñita, eso demostraba que los rumores sobre su retirada eran ciertos.

-La niñita del Oniwabanshu, ah no, perdona, la Okashira del Oniwabanshu- dijo burlándose de ella- creo que no te mataré, eres bastante mona, quizás te convierta en una de mis amantes.

-¡Argh! Qué rabia me das- desenfundó una daga que llevaba oculta en el obi- ¡Marchaos de aquí! Esto es una declaración de guerra.

-Venga bonita, entrégame a Shinomori y no volverás a vernos. Guarda ese cuchillo, no vayas a hacerte daño- continuaba con su burla.

-Ni en tus mejores sueños Imonoyama ¡EN GUARDIA!

Misao se dispuso a atacarle, por nada del mundo iba a entregarle a su Aoshi-sama. Él siempre la defendia y cuidaba, ahora era su turno y no pensaba fallarle.

El invasor a penas tuvo tiempo para esquivar el veloz ataque de la ninja, no esperaba algo así, le habían comentado que tomó el titulo de Okashira cuando Aoshi se unió a Shishio, pero que no era más que una cría, que su entrenamiento era deficiente, parecía que sus espías se habían equivocado con ella.

Ella volvió a atacar esta vez le hirió en un brazo, era endiabladamente rápida, tenía que hacer algo o le daría problemas.

-Me he cansado de jugar contigo, nenita- sacó un tantô de su gi- Ahora toca sufrir.

Aoshi se incorporó, quería ayudarla, pero ella se le puso delante impidiendo que se moviera.

-No se meta, esta es mi lucha- sacó un kunai y se lo lanzó a su enemigo haciendo blanco en su hombro izquierdo.

-Pequeña… zorra- intentó arrancárselo, pero estaba clavado en un punto critico si lo extraía se desangraría- ¡Ma… maldita!

Imonoyama se lanzó a atacarla golpeándola en el estomago haciendo que cayera dentro del armario de Aoshi. Aprovechando la caída se dirigió hacia Aoshi con la intención de matarlo, pero ella volvió a levantarse lanzándole otro kunai atravesándole de nuevo el hombro izquierdo, esta vez por la espalda, haciendo que el kunai anterior cayera al suelo, el ninja enemigo empezó a sangrar profusamente.

Sangre… liquido carmesí que nos mantiene unidos a la vida. Repentinamente se sentía mareado, sus sentidos estaba completamente alerta, miró el tantô que había caído al suelo justo a sus pies, lo empuñó, poniendo el filo sobre el cuello de Imonoyama.

-Te mataré- la mirada de Aoshi… volvía a ser el asesino despiadado- pero antes… discúlpate con la señorita- una mirada gélida, la más gélida de las que ella había visto.

-N… nun… ca… nunca- tartamudeó, se sentía intimidado.

-Respuesta… incorrecta- y dicho esto atravesó la garganta de Imonoyama, con el tantô aún en su mano caminó hasta Misao- ¿estás bien?

-Eh… sí… -extendió su mano- déme el tantô, por favor.

El ninja le entregó el arma, se arrodilló frente a ella para comprobar su estado, había recibido un buen golpe podría haberse roto algo ¿no? Sólo estaba preocupado, claro.

-Estoy bien Aoshi-sama, de verdad, me he dado golpes peores entrenando. No se mueva de aquí- salió al pasillo asomándose por la barandilla para ver a los demás.

-¡Misao-chan! ¿Estáis bien?- le preguntó Okon, uniéndose a sus compañeros en el patio.

-¡Todo bien! ¿Quedan más? ¿Y Jiya? Por Kami contéstame.

-¡Ya, ya! Da tiempo a la gente para responder ¡tonta! Okina está interrogando a tres de ellos, ya no queda ninguno más.

-Misao-chan, ve a buscar a Saito-san por favor, lleva contigo a Aoshi-san- interrumpió Omasu.

-…- algo le ocultaban, y eso de ir a buscar al policía corrupto no le hacía gracia- Vale, pero después tendréis que explicarme ¿si?

-Lo que tu digas ¡venga, date prisa!

-Aoshi-sama, cámbiese tenemos que salir- dijo entrando de nuevo en la habitación- … ups si no tiene puerta, puede ir a mi cuarto si quiere.

Mientras tanto en el dojo, Okina tenía a tres de los ninjas del clan Araki atados listo para interrogarlos y no de la manera más amable.

-¿Veis estas agujas? Cada vez que os neguéis a contestarme o me mintáis os clavaré una, tranquilos, tengo para todos- la amenaza de Okina hizo que los prisiones se asustaran, la fama de Nenji Kashiwazaki, alias Okina, le precedía- Bien señores ¿qué quieren de Shinomori?

-No pensamos colaborar, viejo- contestó el más mayor de los rehenes.

-Mala respuesta- Okina clavó la primera de las agujas bajo una de las uñas del hombre que se retorció del dolor- volveré a preguntártelo ¿qué quieren de Shinomori?

-Ugh… no hablaré…- la segunda aguja acompañó a la primera.

-¿Cuántas crees que cabrán bajo cada uña?- una sonrisa malévola adornaba el rostro del anciano- No me hagas volver a preguntarte.

-¡Hablaré, hablaré!- el más joven se había dejado llevar por el pánico.

-Muy inteligente por tu parte, te escuchamos- dijo jugueteando con las agujas en sus manos.

-…-el joven se dispuso a relatarle la historia- El plan es…

Una vez que ambos se habían cambiado salieron del Aoiya, la comisaría no quedaba muy lejos, la cuestión era si el lobo de Mibu estaría allí, Aoshi estaba bastante débil, no era bueno que estuviera mucho rato levantado y conociendo a Saito les tendría allí una eternidad.

-¿Es seguro dejarlos solos?- Aoshi rompió el silencio que había entre ellos- podrían volver ¿no?

-No hay de que preocuparse, Jiya era un gran ninja, y los demás también son buenos, hemos protegido Kyoto varias veces, no hay nada que temer- Misao le dedicó una amplia sonrisa- preocupémonos sólo de avisar al policía corrupto.

-¿Corrupto?

-Esa es una historia muy larga, otro día se la explicaré. Usted ignórele, es un tipo despreciable, seguro que le dice alguna estupidez de las suyas, suerte que llevo mis kunai…- la comadreja estaba que echaba chispas sólo de pensar en Saito.

-Si es así ¿por qué tenéis tratos con él?- se moría de la curiosidad.

-Por mucho que me fastidie es mejor tenerle como aliado que como enemigo, a parte…

-Vaya, vaya, vaya, el cubo de hielo y la comadreja- el ninja se alarmó ante la presencia de Saito poniéndose delante de Misao para protegerla- ¿protegiendo a la novia?

-“¿Novia? ¿Es mi novia?”- levantó una ceja ante tales pensamientos- ¿y qué si lo hago?

A Saito se le cayó el cigarrillo de los labios ¿acaso la comadreja había conseguido que el cubo de hielo se decidiera? La miró intrigado

-No le haga caso Aoshi-sama, sólo trata de molestarle- dijo adelantándose- ¡Déjale tranquilo policía corrupto!

-Ahora es la comadreja la que protege al novio… eso es pisotear el orgullo de un hombre, niña- la ninja le lanzó un kunai- deberías enseñarle educación a la mocosa, Shinomori.

-¡Eh! No tengo tiempo para tus estupideces, han atacado el Aoiya.

-¿Y qué quieres que haga?-encendió un nuevo cigarrillo- es problema tuyo ¿no?

-Es el clan Araki, si mal no recuerdo les estabas buscando…- indicó a Aoshi que volverían al Aoiya- pero como no te interesa… nos vamos

-…- la actitud del ninja le intrigaba, demasiadas preguntas se agolpaban en su cabeza como para dejarlos irse sin obtener respuestas, además era cierto que perseguía al clan Araki, pero eso era lo que menos le importaba en ese instante- Espérate comadreja, iré para que no te quejes.

Aoshi le miraba de reojo, ese hombre tenía algo que le inquietaba, su instinto trataba de advertirle sobre algo.

-Shinomori ¿se puede saber que diablos miras? Estás más… raro de lo habitual.

-¿¡QUÉ!? Aoshi-sama no es raro, no digas eso policía de mierda.

-No me fío de ti- se adelantó colocándose entre Misao y Saito.

-Eso no es ninguna novedad, lo sería que me dijeras que confías en mí.

-Eh, comadreja ¿qué le pasa?- necesitaba una explicación al extraño comportamiento del cubo de hielo y la quería YA.

-Pues…- miró a Aoshi que caminaba a su lado, él le devolvió la mirada- …

-Tengo amnesia ¿algún problema?

Saito miró a Misao incrédulo, ella asintió. Entonces el lobo de Mibu pensó que se divertiría mucho con aquella situación, aunque antes se encargaría del clan Araki. Se lo iba a pasar genial.

Los tres se detuvieron frente a la puerta trasera del Aoiya. Era hora de trabajar.

CONTINUARÁ

VOCABULARIO:

Kunai: son los cuchillos que usa Misao.

Misoshiru: sopa de soja.

Tantô: es un arma corta parecida a un puñal, se suele llevar en el obi pero es muy fácil de esconder entre la ropa. Sustituyó al wazashi y a la kodachi en el ritual del seppuku.

Escrito el 13 de noviembre de 2008

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