domingo, 10 de mayo de 2009

EL AMOR DUELE… Cuando el orgullo te domina



Rurouni Kenshin y sus personajes pertenecen al gran Nobuhiro Watsuki y Shueisha.

EL AMOR DUELE…

Cap 7.- Cuando el orgullo te domina

Aoshi Shinomori se quedó totalmente paralizado frente a la inesperada presencia del lobo de Mibu, para colmo había sido pillado refunfuñando cosas sin mucho sentido sobre su protegida.

-No me extraña que se haya cansado de ti…

-Qué sabrás tú.

-Eres tan cariñoso como una piraña.

El ninja alzó una ceja ¿de qué iba ese hombre? Cómo si a él le importara su opinión.

-Si quieres te doy clases- rió escandalosamente.

-No necesito tus tonterías, Saito.

-La comadreja necesita que le regales los oídos con palabras bonitas y llenas de sentimientos- le dio la espalda para volver a donde estaba antes- si cambias de idea… tu sabrás.

Mientras tanto Misao…

-Seijuro-san ¿cómo está?

-Ese no es el tema, pequeñaja ¿a qué se debe el milagro?

-¿Qué milagro…?

-Que denomines al cubo de hielo como “muy malo”.

-Es que…- sollozó recordando lo ocurrido- no me deja casarme…

-¿Ca… sarte?- la miró sorprendido- ¿Con quien?

-Ah… con nadie, un amigo le ha dicho que íbamos a casarnos, pero Aoshi-sama ha dicho que no… no me dejaría casarme aunque quisiera- miró al maestro con los ojos llenos de lagrimas.

-Lo único tienes que hacer es- la apuntó con un dedo- ¡ignorarle!

-¡Eh! no pienso ignorarle.

-Haz lo que te de la gana, eres libre de hacer lo que desees, por algo eres la Okashira ¿no?- hizo una seña a la comadreja- Ven conmigo, te invito a tomar algo.

Horas más tarde tanto Aoshi como Misao regresaron a su hogar cruzaron sus miradas y fueron cada uno a su habitación sin mediar palabra, sin avisos de que el baño estaba preparado o de que la cena estaba servida.

Finalmente tuvo que ser Omasu la que diera el aviso para que bajaran ambos.

El ambiente en el Aoiya era tan tenso que nadie se atrevía a abrir la boca, estaban cenando en el más absoluto de los silencios cosa que nunca ocurría pero tanto Aoshi como Misao estaban de un humor de perros y lo más extraño era que el ninja no se esforzaba lo más mínimo por ocultar su enfado.

-Caramelito de fresa ¿me pasas el wasabi?- Okina sacó su mejor sonrisa.

-No sé, tendría que pedirle permiso a Aoshi-sama, ya sabes… soy demasiado idiota para decidir por mi misma…

-…- el ex-Okashira alzó la ceja- ¿eres lo suficiente mayor para hacerlo?

-Al parecer me quedé estancada en los cinco años- contestó con retintín.

-Vale, vale, ya me levanto a cogerlo- sollozó el anciano.

¿Qué rayos les pasaba a esos dos? ¿A qué venía esa actitud tan infantil? En Misao era normal, pero Aoshi… si ese hombre era la cosa más seria del universo. La comadreja engulló lo que le quedaba de cena y se levantó de la mesa sin mediar palabra.

-¿Adonde crees que vas?- preguntó Aoshi.

-No es asunto suyo.

-Siéntate chiquilla mal educada.

-¡Oh! ¡Disculpe!- caminó hasta Aoshi- soy la Okashira, usted no manda sobre mi.

Acto seguido se marchó a su cuarto con el corazón latiéndole a mil por hora, nunca había retado al ninja de ese modo, ni le había dicho que era la Okashira y él no tenía poder sobre sus decisiones… Aoshi la mataría por semejante atrevimiento… mejor bloqueaba el shoji para que no pudiera entrar.

En el comedor la vista de todos los Oni estaba clavada en el ex-Okashira esperando a que reaccionara, parecía estar petrificado.

-Mu-muchacho ¿estás bien?- Okina se atrevió a romper el silencio temblando por lo que pudiera hacerle- creo q-que no se encuentra muy bien…

-Con permiso.

Se levantó de la mesa y se marchó del Aoiya y… ¿a dónde le llevaron sus pasos? Pues al templo, necesitaba nuevas ideas, era hora de volver a leer esa novela…

Sacó el libro de su yukata y continuó su lectura…

Michael tenía un plan para recuperar a su amada Edith, redecoró su pequeña caseta, preparó una cena romántica, con velas y toda la parafernalia, él no era rico, pero tenía muy claro que era lo que quería. Fue a buscar a su enamorada y con los ojos vendados la guió hasta la cena, sobre la mesa estaban todos sus platos favoritos. Mientras cenaban él le hacía cumplidos sobre lo hermosa que se había vuelto, lo femenina que era…

Aoshi suspiró, los cumplidos no eran lo suyo y no pensaba copiar los que acababa de leer en un libro, además Misao no era precisamente una muchachita delicada, seguro que no le gustaban ese tipo de cosas. Podría probar… cerró los ojos y visualizó la imagen de la ninja y…

-Misao…

-¿Sí?

El ex-Okashira se giró alarmado ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? Maldición ¿cómo no la había sentido antes?

-Sólo quería avisarle que me voy a entrenar y que no volveré hasta por la mañana.

-Antes de eso me debes una explicación sobre tu comportamiento.

-Y usted a mi también ¿no cree?

-Hagamos un combate sin armas, si ganas tu contestaré a lo que quieras y si gano yo contestarás a todas mis preguntas.

-¡Acepto!

Acababa de aceptar un reto en el que tenía todas las de perder, pero no iba a darse por vencida, por algo había estado entrenando como una loca sin descanso. Se iba a enterar por muy Aoshi-sama que fuera.

En pocos minutos llegaron al bosque de bambú donde se llevaría a cabo su enfrentamiento, el ex-Okashira estaba muy tranquilo, conocía a la perfección las deficiencias del kempo de Misao, lo que no sabía es que adaptó las bases del kempo a sus habilidades físicas, eso sí, estaba a punto de descubrirlo.

El primer ataque lo lanzó Aoshi, su puño impactó en el hombro de la ninja, tuvo la sensación de que se había dejado golpear, debía haber sido su imaginación. Se quedó unos segundos sentada en el suelo y sonrió antes de lanzarse al ataque, el puño de Misao se dirigió hacia el pecho de Aoshi en cuanto él alzó su brazo para detener el golpe ella se dejó caer hacia atrás apoyándose sobre sus manos para atrapar el brazo del ninja con sus piernas y hacerle perder el equilibrio, él contraatacó tratando de barrer su mano de derecha que era su principal punto de apoyo, pero la comadreja era mucho más flexible de lo que esperaba y acabó siendo ella quien barrió su punto de apoyo haciéndole caer al suelo, cuando iba a zanjar el combate tuvo que apartarse bruscamente para esquivar la patada que iba dirigida a su rostro.

Se miraron durante unos segundos tratando de ver cual sería el próximo movimiento de su rival, el siguiente ataque sería el último. Se movieron a la vez Aoshi lanzó un ataque bajo y Misao uno alto, segundos después todo acabó.

De igual modo que el enfrentamiento de días antes, Misao volvió a pillarle con el mismo barrido y la misma llave, debería empezar a aceptar que estaba mejorando y mucho…

-Y ahora contésteme… ¿por qué se está comportando así?

-Me preocupas, lo creas o no- con una contrallave se la quitó encima dejándola bajo el peso de su cuerpo- mereces a alguien que te ame de verdad, no quiero que destroces tu vida con cualquier idiota.

-Seichiro no es ningún idiota…

-Eres mi protegida y quiero que estés bien.

Y dale con el rollo de “eres mi protegida y blablabla” ¿se creía que eso lo justificaba todo? Podía cambiar al menos el argumento…

-¿Sabe? Me muero de hambre jejeje.

-¿Por qué me cambias de tema?- le susurró enfadado.

-…- se revolvió tratando quitarse al ninja de encima pero pesaba demasiado- No quiero hablar de eso.

-Y ¿de qué quieres hablar?

-De nada…

-Has ganado eso te da derecho a preguntar lo que quieras.

-Como quiera ¿si quisiera casarme con Sei-chan me dejaría hacerlo?- preguntó en busca de algún gesto extraño en él.

-¿Quieres?

-No me ha contestado.

-Eres la Okashira, tendrías que ser más consecuente con tu elección.

-Sigue sin contestarme- la comadreja alzó una ceja.

-No- se puso en pie ayudando a Misao a incorporarse- si se gana mi confianza me lo pensaría.

Acababa de mentir, no iba a cambiar de opinión ni a pensárselo, pero si así aplacaba su enfado no le importaba. Al parecer… iba a necesitar esas clases del lobo… iba a restregárselo por la cara hasta el día de su muerte…

Continuará

Escrito el 6 de febrero de 2009

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