sábado, 30 de mayo de 2009

DAF Capítulo 01.- El principio del camino



DIRECTOS AL FUTURO

Por Natsumi Niikura

Capítulo 01.- El principio del camino

Desde su infancia siempre se sintió fuera de lugar, teniendo la sensación de no encajar fuese a donde fuese, por aquel entonces la escuela le encantaba, para ella no había un lugar mejor en el mundo entero hasta que ocurrió aquello.

Una semana atrás vivía en Lleida pero su padre tuvo que trasladarse a Barcelona por trabajo y por ello toda la familia se mudó. En parte se sentía triste por haber abandonado su ciudad natal, pero por otra parte tenía que admitir que se alegraba ya que las cosas hacía un tiempo que no iban muy bien. Ahora todo era nuevo, nueva ciudad, casa nueva, nuevas personas y también nueva escuela, lo peor de eso era que al llegar nueva en el último curso tendría que luchar por abrirse un hueco entre aquellas amistades tan marcadas.

Ella, Berta, no era precisamente una de esas chicas que destacaban por su belleza, a penas llegaba al metro sesenta y era muy delgada, su piel morena hacía resaltar sus grandes ojos verdes, su cabellera pelirroja llegaba hasta su cintura cayendo en graciosas hondas enmarcando su rostro. Se enfundó una camiseta de tirantes violeta y unos piratas vaqueros, se calzó sus bailarinas negras y recogió su largo cabello en una coleta alta.

Salió de casa emocionada y nerviosa, ese día sólo había una especie de presentación con el tutor, les hablarían de las asignaturas y ese tipo de cosas, sólo estarían allí dos horas, después a casa y no tendría que volver a preocuparse por la escuela hasta dos días después cuando hubiesen armado las clases y horarios. Ahora se encontraba recorrieron la gran avenida en dirección a su nuevo instituto, los nervios la carcomían.

Atravesó la elegante verja de acero del instituto “Sir Edgar Allan Poe” topándose con una gran aglomeración de alumnos que trataban de encontrar sus nombres en las listas para encontrar su aula, afortunadamente para la multitud aquel primer día no había clase si no todos llegarían tarde. Tardó más de diez minutos en hacerse un hueco para buscar su nombre en las listas de segundo de bachillerato, sonrió al encontrarse en el grupo ‘B’, leyó las indicaciones para llegar a su aula ‘planta baja junto al porche del patio’.

Se adentró en el sobrio edificio de ladrillo con un extraño hormigueo en su cuerpo, estaba muy emocionada, miró a su alrededor, frente a ella al fondo del hall había unas escaleras y más allá se veían dos aulas y un pequeño pasillo, junto a ella se encontraba secretaría y la sala de profesores, a su izquierda una pequeña sala con la fotocopiadora, dirigió su vista a la derecha donde había un pasillo, desde su posición atisbaba a ver una cristalera caminó en esa dirección para ver con total claridad el porche del patio y al fondo del pasillo un pequeño corredor con tres aulas, en la primera puerta colgaba un papel que ponía “AULA SEGUNDO DE BACHILLERATO GRUPO B”.

No esperó más y entró al lugar donde cursaría aquel último año de estudios antes de ir a la universidad, al hacerlo sintió las miradas de sus nuevos compañeros clavadas en ella, tragó saliva sintiéndose intimidada se movió lentamente hasta una de las mesas de la primera fila depositó sus cosas y tomó asiento rezando por volverse invisible o que alguien dejase de mirarle y le hablase, así se sentiría más tranquila.

Entonces el lugar enmudeció, Berta alzó la vista quedando totalmente impresionada por el hombre que acababa de entrar, cargaba una bandolera negra, era muy joven, su pelo era oscuro y lo llevaba recogido en una coleta, sus ojos azul oscuro como el mar, vestía una camisa roja, pantalón y corbata negros.

—Buenos días— tomó la tiza y escribió su nombre en la pizarra— me llamo Pau Sallà Ivern, seré vuestro tutor este año, también os daré historia e historia del arte.

Se alejó de la pizarra para sentarse sobre su mesa, sonrió a todos sus alumnos mientras cogía la lista, los haría presentarse.

—Muy bien chicos, quiero saber más sobre vosotros, así que cuando os nombre os ponéis en pie y me decís lo que queréis hacer en un futuro, vuestra asignatura favorita, un libro, una película y vuestro hobby— rió al ver las caras de fastidio de sus chicos— está bien, empezaré yo. En el futuro quiero que todos vosotros aprobéis y ser millonario— dijo con humor— a vuestra edad mi asignatura favorita era la literatura clásica, mi libro preferido es “El Quijote” leedlo, es muy divertido, una película… veamos “Blade Runner” y mi hobby favorito es— hizo un pausa— dormir. Bien, ahora es vuestro turno.

Comenzó a nombrar a sus compañeros, mientras se presentaban los demás hacían comentarios cómplices o bromas, se notaba que se conocían bien. Pau sonrió a la muchacha que acababa de presentarse y leyó el siguiente nombre.

—Mas Capdevila, Berta.

—Sí— contestó tímidamente poniéndose en pie— me gustaría ser escritora, mi asignatura favorita es latín, se me hace complicado elegir un solo libro pero me inclino por “Nada” de Carmen Laforet o alguna de las obras de Edgar Allan Poe, mi película favorita es “It” y… bueno, mis hobbies aparte de leer… me gustan los videojuegos, la música y el cine.

—Tienes unos gustos muy dispares Mas, siguiente Montes Fernández, Pedro.

El muchacho se levantó e hizo su presentación y así todos los demás hasta finalizar la lista. Tras ello extrajo un taco de papeles.

—Muy bien, os pasaré un formulario quiero que escojáis las asignaturas optativas de modalidad y las variables— explicó mientras repartía los papeles— pensáoslo bien ya que una vez escogidas no podréis cambiarlas.

Tomó el papel entre sus manos leyéndolo atentamente, tenía que pensárselo muy bien lo que menos le apetecía era acabar asistiendo a una clase que no le gustase.

Asignaturas comunes: Lengua y literatura castellana, lengua y literatura catalana, segundo idioma: inglés o francés, filosofía, historia, educación física, religión (voluntaria).

Optativas de modalidad: {latín o griego}, {matemáticas aplicadas a las ciencias sociales, economía o geografía}, {economía y organización de empresas o historia del arte}, {historia del mundo contemporáneo o literatura castellana}, {historia de la música o literatura catalana}

Asignaturas optativas: segunda lengua extranjera: inglés, francés o alemán, ampliación de matemáticas, biología humana, electrónica, estética, expresión vocal, formación laboral, historia de Cataluña, informática, literatura universal, lógica y metodología, psicología, simbología religiosa, sociología.

Suspiró indecisa, empezaría por aquellas que tenía claras en las asignaturas comunes marcó la opción de inglés y en religión marcó un no y pensó que ojala pudiese eliminar la filosofía del listado, lástima que fuese obligatoria, en la de modalidad marcó latín y descartó rápidamente las matemáticas, no sabía que más marcar.

La campana sonó señalando un corto periodo de descanso de diez minutos, todos los chicos salieron en estampida, en cambio Berta se quedó sentada inmersa aún en la lista de asignaturas, el profesor se acercó hasta ella intrigado.

—El papel seguirá aquí cuando vuelvas.

—¿Cómo?— le miró asombrada.

—No hace falta que lo rellenes ahora— sonrió— aún queda una hora más de tutoría, ve con tus amigos.

—Es que no conozco a nadie…

—Quedándote aquí sentada no cambiarás eso.

—Lo sé… pero prefiero concentrarme en esto— sonrió tímidamente— no tengo muy claro que elegir y creo que es demasiado importante como para no tomárselo en serio.

—Queriendo ser escritora supongo que elegirás las optativas de literatura— dijo tomando asiento junto a ella.

—Sí… de las de modalidad, además los números no se me dan bien así que no me quedan muchas opciones— suspiró con tristeza— las tres de historia me gustan, pero quiero hacer literatura.

—Ya entiendo. Anímate, sólo será un año más.

Sonrió con la magnifica sensación de que todo iría bien, pasase lo que pasase. No sabía que lo había provocado exactamente, pero ese hombre parecía hacer magia.

Cuando todos regresaron aquello se convirtió en una especie de coloquio, discutían entre ellos las asignaturas, como eran los profesores y ese tipo de cosas, a Berta se le hizo muy divertido. La campana anunció el final de la jornada de tutoría, los chicos suspiraron aliviados, el calor y las vacaciones aún tan próximas les tenían muy dispersos, entregaron sus formularios y salieron dispuestos a aprovechar al máximo esos dos últimos días de vacaciones.

La joven pelirroja se dedicó a hacer un poco de turismo por la ciudad, cuanto antes se aprendiera algunas de las calles antes podría moverse libremente sin miedo a perderse y, sobre todo, antes conocería la ubicación de las tiendas, librerías y cafeterías que más le gustasen. Recorrió la única calle que sabía que no tenía perdida, las Ramblas, una de arterias principales de la ciudad. A lado y lado habían tiendecitas para los turistas las terrazas de los bares estaban en la zona peatonal y todas estaban atestadas de gente.

Disfrutó de su caminata, fascinándose al llegar frente al mar, la última vez que vio el mar era una niña. Era tan amplio y atrayente… tenía ganas de lanzarse al agua y nadar mar adentro hasta que sus músculos aguantasen aunque después fuese incapaz de volver a la orilla.

Sus ojos verdes vieron a lo lejos a alguien que le pareció su tutor, quiso acercarse para comprobarlo y en caso de ser él saludarle, sin embargo una joven rubia se colgó de su brazo y a ella se le quitaron las ganas de aproximarse. Era bastante absurdo el simple hecho de haberse sentido feliz por creer verle entre la multitud.

Los dos días se esfumaron rápidamente y la llegada del auténtico primer día de clases fue inevitable.

El despertador emitió su pitido insufrible, lo silenció con un fuerte manotazo al tiempo que saltaba de la cama y corría al baño para ducharse y arreglarse cargada de energía y positivismo.

Una vez arreglada enfiló el que, a partir de ese día, sería su itinerario diario. En la entrada del instituto el alumnado ya iniciaba su rutina con total naturalidad, todos ellos estaban acostumbrados a aquel lugar y se movían con una impresionante facilidad, ella en cambio se sentía bastante inútil. Sacó su agenda y comprobó con una gran sonrisa que su primera clase, la de historia, se realizaba en el aula del primer día. Sin ningún tipo de duda se abrió paso hasta llegar.

La clase aún estaba vacía, se sentó junto a la ventana en la segunda fila, allí al menos si se exasperaba podría mirar a los pájaros picotear los restos de algún bocadillo. Segundos después sus compañeros empezaron a entrar.

—¡Hola!— exclamó una chica morena sentándose a su lado— soy Mayka.

—Hola, yo soy Berta— sonrió.

—¡Aaaaah! Que rabia… no es justo que nos pongan historia un lunes a primera hora de la mañana ¿no crees?

—Creo que sería peor tener filosofía…

—¡Ay Dios! Tienes toda la razón, además el profesor es aburridísimo.

—¿En serio?— dijo sin poder evitar reír— ¿Y cómo es el de historia?

—Ni idea, es nuevo— se acercó a Berta para susurrarle—, pero es tan guapo que le perdonaremos si es un aburrido.

Las dos chicas se echaron a reír enmudeciendo cuando entró el profesor de historia, era realmente guapo.

Pau saludó cordialmente a sus alumnos, escribió su nombre en la pizarra y charló con ellos los primeros quince minutos, tras ello apuntó el temario completo para el curso y ahondó en el temario del primer trimestre para después explicar el modo en el que se impartiría su materia, los exámenes, las puntuaciones y demás datos aburridos pero relevantes para aquellos que quisieran aprobar. Pese a todo, fue una de las clases más divertidas de sus vidas. Ese profesor tenía algo que lo convertía todo en una apasionante aventura.

El primer día de clases transcurrió sin incidentes, en todas las asignaturas discutieron sobre lo mismo y les hicieron presentarse como si estuviesen en un bucle infinito, y todos sabían que ese no sería el último día de presentaciones.

En el descanso Mayka invitó a Berta a la cafetería para presentarle a sus amigos, pero le dijo que prefería buscar las aulas donde tendría cada clase y conocer un poco el edificio, la morena le sonrió comprendiendo lo perdida que debía estar y le explicó donde estarían por si cambiaba de opinión. La pelirroja recorrió los pasillos leyendo atentamente los letreros de las puertas tratando de memorizarlos en la primera planta estaban las aulas de la ESO, la biblioteca, los seminarios de francés, de inglés, de latín, donde darían esa asignatura, de historia, de catalán y castellano, el laboratorio de química y otro laboratorio más que parecía estar en desuso y finalmente los lavabos. En la segunda planta se encontraban varías aulas vacías donde darían las clases de literatura, el aula de arte, sin duda la más grande de todas, la sala de audiovisuales, un almacén y una pequeña aula para las clases de biología con sus microscopios y sus tubos de ensayo y los seminarios de griego, ciencias y filosofía, y nuevamente los lavabos. Tras memorizar las dos plantas regresó a la planta baja, junto a las escaleras más cercanas a la entrada estaba la sala de profesores, la secretaría y debajo de las escaleras la clase y seminario de música, dos aulas de informática, en un pequeño pasillo dos aulas de tecnología y un taller, volviendo atrás, en el hall había una pequeña aula más sin ningún cartel, una puerta que llevaba al gimnasio y los vestuarios, la sala de la fotocopiadora, el pasillo que llevaba al patio y a su aula, y junto a la otra escalera la cafetería.

Cuando iba a entrar a la cafetería el timbre anunció el final del descanso, así que dio media vuelta y volvió al aula dispuesta a soportar las dos últimas horas de clase de ese día. Finalmente el timbre se dejó oír liberándoles de la tortura.

Las aulas fueron vaciándose paulatinamente, Mayka y Berta salieron juntas charlando animadamente, la dirigió al exterior un poco más arriba de la salida y sonrió ampliamente.

—Berta, te presento a Esther, Joan y Mariola— dijo Mayka señalando a unos chicos en la entrada.

—Tu eres la nueva ¿verdad?— sonrió amable Esther tendiéndole la mano.

—Bueno, agradecería que no me llamaseis la nueva— sonrió.

—Debes estar cansada de que te llamen así— rió el chico que respondía al nombre de Joan— si necesitas un guía no dudes en venir a buscarme, estoy en el aula al lado de la vuestra.

—Gracias— contestó sin mucho entusiasmo—. Lo tendré en cuenta.

—¿De dónde eres?— el tono de Mariola sonaba amenazante.

—Ah…— dudó antes de contestar— soy de Lleida.

—¡Bah! Que poco interesante.

—Y tu que antipática— intervino Esther— no le hagas caso, es siempre así de tonta.

Berta parpadeó incrédula un par de veces para después echarse a reír tímidamente, eran una pandilla muy peculiar, se notaba que se llevaban muy bien. Sin poder evitarlo pensó en si llegaría a encajar en ese grupo.

La charla empezó a surgir de un modo muy natural, como si llevasen media vida hablando, junto a ellos pasó el joven profesor de ojos azules como el océano que les miró divertido.

—Hasta mañana, chicas.

—Ha… hasta mañana— corearon al unísono las dos chicas.

Pau sonrió mientras se alejaba, satisfecho de que la alumna que parecía perdida el primer día hubiese encontrado un terreno en el que moverse, ahora ya se sentía tranquilo, la inquietud de no saber si le iría bien había desaparecido de su cabeza. Le gustaba que los suyos se moviesen como peces en el agua, sin percances mayores a los de un adolescente normal, el tener a una a la que marginasen o se automarginase del resto no podía ser bueno, hasta había pensado en una actividad grupal para integrarla, afortunadamente ya no iba a ser necesario.

Caminó hasta el final del aparcamiento y subió en su Aprilia RSV 4 para marcharse a casa completamente satisfecho de su primer día como profesor.

CONTINUARÁ

Escrito el 29 de mayo de 2009

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